11/18/2006

¡Que les aspen!

A aquellos que hayan sido alguna vez objeto de
burla en un aula por su nivel físico o intelectual.
Seguid siempre adelante. Es vuestro premio.


Uno solo de mis incipientes pensamientos es mil veces más valioso que todo lo que otros pudiesen llegar a pensar a lo largo de su vida. No por ello será mi vida más valiosa que la suya, pero sí afirmo orgullosa que su sorna no detendrá a mis ideas, capaces con su fuerza de arrastrar razón o equivocación mas siempre encaminados hacia el conocimiento y la inteligencia, y no hacia el contento de nadar en la náusea de la ignorancia. Uno solo, sea cual fuere, podrá ser causa de risas flojas, de consabidos desprecios, de imbéciles contentos cuyas cabezas no alcanzarán nunca la capacidad de pensar. Que sea yo persona a quien se dirija la burla rastrera de un tonto me hace sin quererlo merecedora de honores. Me envidian. Mi pensamiento es uno, mi escritura es una, mi escueto aprendizaje es uno, mi experiencia breve es una, mi joven inteligencia es una: mis pensamientos son muchos y nacen de mi mente. Porque existe, porque existo. Porque Yo es una exquisita excusa para deslumbrar a aquellos con cuya oscuridad se pasean continuamente. Porque Yo es maravilloso, y como tal no dejaré nunca más que suponga humillación ni maledicencia. Porque Yo soy, y eso lo dice todo. Y ellos sólo son el producto de una fecundidad desarrollada para completar el equilibrio del mundo: son mi contrapunto: yo pienso, ellos me ríen, yo me alimento, ellos mastican, yo amo, ellos gimotean, yo leo, ellos desprecian, yo crezco, ellos encogen, yo paso, ellos me miran, yo fallo, ellos ni prueban, yo despierto, ellos duermen. Yo vivo joven: ellos envejecen y mueren. Y un minuto de mi existencia es un minuto de libertad, mientras que su vida decaerá sin ser ellos capaces de remediar sus cadenas, pues, aunque rían y rían, están y estarán siempre ciegos. Es una certeza: respiro libre, y ellos son siervos del oxígeno.
Así comienza la iniciativa "CONTIGO". Pronto más noticias.

1 comentario:

Samuel J. dijo...

Si hay algo por lo que se caracteriza la educación en España es por esos miserables que se agrupan en las aulas en la última fila para reírse de las muy nobles diferencias que nos convierten a todos en individuos.

Hay pocos cursos donde no se haya visto esto alguna vez y confieso que a veces dan ganas de parar el mundo y bajarse de él. He visto casos, y lejos de caer en un subjetivo paternalismo, no me cabe duda de que quienes han sufrido la burla y el desprecio de la masa desarrollan una fuerza interior indescriptible para trabajar y luchar bajo presión.

Si hay algo que deben hacer estas personas, como dice el artículo, es no creerse nunca las mentiras de los que no tienen nada en la sesera. Sólo uno mismo se conoce a uno mismo y el juicio externo, a menos que sea de personas muy íntimas, siempre es un fraude y una imbecilidad. Es más, debemos contar con que siempre lo habrá. No debemos pasar demasiadas horas en la cama pensando en qué estaremos haciendo mal o si la naturaleza ha cometido un error, sino avanzar a pesar de todo.

Inconscientemente, muchos adquieren esa idea falsa de que hay que comprender al que es distinto y tolerar sus manías, dando lugar a una falsa compasión. Otra gran equivocación. En los casos más extremos, el Estado propone la denuncia por acoso psicológico. Está muy bien, pero eso no soluciona los problemas psicológicos de una persona; tampoco fiarse de un psicólogo que te convenza para que ames ese modelo social que tanto aborreces y te hace que te consideren distinto de la masa. Lo que hay que hacer es darle la misma dignidad a todos los individuos, se ajusten más o menos, o nada, al canon que la sociedad impone. ¿Qué les queda a estas personas si no agruparse para conocerse, hacerse fuertes y apreciarse unas a otras? La soledad no siempre es una buena opción, sobre todo, si se perpetúa.

Luego dirán de falta de integración, pero es que el prototipo de joven progre y guay es francamente horroroso. ¿No habrá otro modelo de vida al que ajustarse?

Un cordial saludo,

Samuel.