10/27/2006

Identidad (II)

"Lo que más me interesa es, al fin y al cabo, el sentimiento de insignificancia: se relaciona con la escritura (con la palabra), la única que es susceptible de colocarnos a la altura de la significación. Sin ella, todo acaba por perderse en la equivalencia. Es necesaria la insistencia de la frase... caudales, el curso de las frases. Pero la escritura es susceptible también de destinarnos a caudales tan rápidos que nada vuelve a encontrarse ahí. Nos abandona el vértigo del olvido, allí donde la voluntad de la frase por imponerse al tiempo se limita a la dulzura de una risa indiferente, de una risa dichosa. Al menos, la frase literaria está más cerca que la política del momento porque ella se resuelve, haciéndose silencio."

La oscuridad no miente, GEORGES BATAILLE

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los intelectuales franceses y los intelectuales que adoran a los intelectuales franceses, han tenido siempre la tentación de convertir el lenguaje en una cárcel de palabras. Algunos lo consiguieron y no terminaron muy bien: Roland Barthes, Alejandra Pizarnik, Gilles Deleuze...

De todos modos, lo apunto.