11/28/2007

El peluche Mohamed

"Todo fue de la manera más inocente. Gillian Gibbons, una maestra de Liverpool de 54 años, recién llegada a la Unity High School de Jartum, una escuela de élite y multirracial que aplica la tradición escolar británica, empezó las clases en septiembre con la mejor de las intenciones pedagógicas. Para explicar a sus alumnos de siete años el reino animal, pidió a una escolar que trajera de casa un osito de peluche, con el fin de focalizar en ese juguete la atención de las clases.

Cuando Gibbons pidió que le pusieran un nombre, ella sugirió el de Faris, pero otros apelativos como los de Hasán, Abdulá y Mohamed se impusieron por ser muy comunes entre la población, y, finalmente, 20 de los 23 niños votaron el nombre del profeta Mahoma, que lo lleva uno de los chicos más populares de la clase. A partir de ahí, cada alumno se llevó a casa el osito una semana con el deber de escribir unas líneas sobre lo que hacía con él cada día. Las entradas de esos diarios fueron recogidos en un libro, en cuya cubierta se dibujó un oso y se puso el título «Me llamo Mohamed».

Supuestas quejas de padres por blasfemia llevaron a una denuncia contra Gibbons ante el Ministerio de Educación de Sudán, un país donde se aplica con dureza la ley islámica, y la mujer ingresó en prisión el domingo. Si la situación no se resuelve antes por la vía diplomática, la maestra afronta un juicio por haber insultado al profeta Mahoma, y le podrían caer seis meses de cárcel, cuarenta azotes o una multa.

Las autoridades británicas intentaron durante todo el día de ayer la liberación de Gibbons, pero el director de la escuela, Robert Boulos, no juzgó nada sencilla la situación, porque aunque finalmente no sea sometida a juicio, siempre habrá voluntarios para asesinarla. En la puerta del colegio, fundado hace cien años y con 750 alumnos, se han concentrado «hombres con largas barbas que dicen que quieren matarla», según Boulos, y semejante personal también la espera a la salida de la prisión.

Es posible que las denuncias no fueran presentadas realmente por padres de alumnos del colegio, y que fueran suscitadas por algún profesor con ganas de venganza contra el centro. Ésta ha quedado ya cerrado hasta enero, para evitar cualquier represalia de musulmanes exaltados.

Hasta este verano, Gibbons era subdirectora de un colegio de primaria en Liverpool. Roto su matrimonio después de 33 años de casada, decidió entregarse a su pasión viajera y se trasladó a Jartum. Advertida de que haber llamado Mohamed al osito le traería problemas, Gibbons no le dio importancia. «Pero si han sido los niños los que le han puesto ese nombre», respondió confiada."

10/19/2007

Zeta de...





. . . E S T U P I D E Z







el analfabetismo como ideal de vida


"venga con nosotros..."



10/12/2007

9/24/2007

«Presunción y espectáculo»

La presunción de inocencia fue ideada como ficción. Que blinda otra ficción: la igualdad jurídica, a la cual Sieyès declara, en 1789, único artificio para acabar con el estamentario Viejo Régimen sin delirar igualdades materiales que privarían de potestad normativa al Estado. La igualdad frente a la ley sólo es pensable allá donde el ciudadano comparezca ante el juez revestido de la plena protección de una inocencia presupuesta. Que nadie sea culpable antes de la sentencia firme, es determinación sin la cual no hay democracia. A nadie se pedirá jamás que demuestre su inocencia: tal es el «password» de una sociedad moderna.
Lo era. Hasta que los medios de comunicación se hicieron universales e instantáneos. Y el mundo se trocó en un inmenso escenario, sobre el cual hay que hacer correr de continuo sangre y melodrama para que la clientela no zapee.

El «caso Outreau» hizo reconsiderar, en Francia, la literatura académica sobre esa joya de las sociedades libres, sin la cual todo es farsa: la presunción de inocencia. La «presunción» real, no sólo sus liturgias. El «caso» es sencillo. Trata de una epidemia de crímenes sexuales escenificados por una banda de pederastas que habrían tomado posesión de toda una periferia urbana: desde la alcaldía hasta la parroquia, pasando por padres y parientes. Las cámaras dieron de ello la cuenta que era previsibles. La prensa escrita no fue más cauta. Día a día, el espectador recibía su dosis de carnaza. Cada mañana, más horrible. Nadie pareció querer preguntarse cómo era posible que cada paso policial, o aun judicial, fuera retransmitido al público anhelante en riguroso directo. Llegó la vista oral. No recuerdo al cabo de cuantos años. Sí recuerdo que uno de los procesados se suicidó.
Que los demás habían ido quedando, material, familiar y moralmente, arruinados.
Llegó la vista oral. Al segundo día, todos fueron liberados sin cargos. Y el Estado entonó la más solemne palinodia por su error desde el «caso Dreyfus». Y la más letal para la magistratura.
Yo pude ver, luego, al juez instructor, deshecho, rendir cuentas ante la comisión de Estado. Era muy joven y había sido muy brillante. Lo era aún lo bastante para entender la raíz de su ruina: la presión de la imagen pública en torno al procedimiento había sido insalvable. «Vio» lo sucedido. Como una evidencia fílmica. Ninguna cautela metódica tuvo fuerza suficiente para poner dique a esa imagen ya «hecha». No hay «presunción de inocencia» que sobreviva a ese tipo de evidencia. Y a los destruidos acusados de Outreau, hubo que unir otro: aquel pobre juez que fue, pocos años antes, uno de los más cualificados estudiantes de su generación. «En la Escuela no me enseñaron cómo enfrentarme a esto», le oí decir.
«Caso McCann». La policía portuguesa filtra cuanto sabe o supone. En minutos. El comisario jefe «no querría tener una madre» tan fría como la de la desaparecida. Antes aún de haber cuerpo del crimen, la policía y la prensa popular han abierto vista oral. ¿Qué queda de la «presunción de inocencia», después de eso? Debería preocuparnos. Es mucho más letal que el «caso» mismo.

Gabriel Albiac
17 de spetiembre (La Razón)

9/11/2007


Thanks to Violet

8/28/2007

In memoriam

"Si no hay transparencia no hay escritura. […] Escribo por el placer de desaparecer. Es mi forma de transparencia. Todos hemos querido ser invisibles alguna vez. El éxtasis, la levitación. El mundo y la escritura se intercambian reflejos, luces, y yo estoy en medio, entre dos fuegos, desaparecido, sin peso. Escribir es ausentarse. Escribir es perder peso. Un adelgazamiento súbito.
Quizá la literatura sea eso. Desaparecer en la escritura y reaparecer, gloriosamente, al ser leído. Por eso no hay que hacer demasiado evidente el esfuerzo del pensamiento al escribir. Para no entorpecer la resurrección de la carne que glorifica al autor cuando es leído. Toda lectura tiene, por lo menos, ese doble fondo. Hay una superficie de prosa, de ideas, y debajo, como una figura inmovilizada dentro del hielo, está el autor."


"Con esta corporeidad mortal y rosa, donde el amor inventa su infinito."







Que no sólo sea recordado por un par de frases de paso. Al menos, uno de los libros más bellos jamás escritos -el amor a un hijo.

Amén de su infinidad de columnas.


...Descanse como deseara...

8/25/2007

I am back!


Hoy no puedo ser más feliz. Diríase que voy un palmo por encima del suelo. A la vuelta de un verano de desconexión total, hasta creo que me desconecté de mi propio yo consciente y subconsciente, y de retiro espiritual y monetario en la más afrodisíaca galaxia de las ovejas y los tréboles, me encuentro de sopetón con esto. ¿Será un augurio de lo que me espera este año? Para bien de los demás, ojalá que no...

¡Me han dado un premio! Sí, sí, abracadabrante. Y no es el premio a la locura ni el limón amarillo ni nada por el estilo. Es mucho más emocionante y significativo, si cabe, cuando quien me lo ha concedido es un amigo al que debo, para empezar, el motivo del mismo. Se trata del Thinking Blogger Award, así, con mayúsculas que lo merece. Y como suele pasar, no tengo ni idea de dónde ha salido, pero me ha encantado recibir uno, así que me lo apropio. Según tengo entendido se otorgan a aquellos blogs que te hacen pensar y que sueles visitar a menudo. Vamos, que te iluminan el arduo y a veces desconcertante día a día o algo por el estilo. Qué grato honor ser yo una premiada entonces.


Que algunos pensarán, ya están los americanos inventando chorradas. Pues no. Y si me toca, además, al más puro estilo almodovariano, corro a por él, peloteo un poco y sonrío a la cámara. De todas formas, decir que es una buena noticia que existan cosas tan originales en la blogoesfera. Siempre hay una buena excusa para postear.

Lo que no quiero confesar ahora es la cantidad de bombones que envíe a Samuel durante todo este verano... Eso queda entre nosotros. Si es que no se pueden tener amigos así. Esto te hace sentir la reina del universo cuando ni siquiera controlas el orden de tu escritorio. Pero de alegría también se vive. Y mejor, además. Gracias, de verdad.

Y para cumplir con el rigor de las bases, me convierto por arte de magia, o por arte de laurel, en mano omnipotente para otorgar el premio a otros cinco blogs que me lo merezcan. Jamás tanta tensión atravesó mi cuerpo...

Chun-chun, chun-chun...

Tiburón!

No, no, aquí no. Perdón. (Vuelve Marta....)

Pues, leñe, ¡a quien va a ser sino a O S A K A! Que vale por cinco y por muchos más. En algo había que romper las normas...

Enhorabuenaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
a!



Corto y pego las bases.

1.- Sí, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

2.- Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.

3.- Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.

(Remarco: si y sólo si, ojo a listillos)




Lo dicho, encantada y gracias por contar conmigo. Voy corriendo a colgarlo en la ventana del patio para que lo vean brillar las vecinas...


7/16/2007

Missing

...y así como rezaba su nombre, "nunca máis" volvieron a abrir la boca

Los desastres son desastres gobierne quien gobierne. Lo peor es cuando el desastre llega precisamente por ser gobernados malamente. Y los perjudicados siempre son los mismos: los ciudadanos que pagan. Con permiso, gobernantes, váyanse a freír espárragos...