"La estadística, ciertamente provisional, nos dice que la astrología es ahora un negocio que mueve algo así como unos veinticinco millones de dólares al año en las sociedades industriales occidentales. La inversión representada por las actividades astrológicas en el tercer mundo y en las comunidades emergentes semitecnológicas de Asia está, muy probablemente, más allá de cualquier cómputo seguro. La literatura astrológica inunda los puestos de libros; sólo en unos pocos periódicos de calidad no aparece actualmente una columna astrológica diaria o semanal. Las revistas, de las más infames a las más elegantes, publican sus horóscopos semanal o mensualmente. Haciendo un cálculo aproximado, el número de astrólogos en ejercicio en los Estados Unidos es el triple del número total de hombres y mujeres inscritos en el colegio profesional de física y química."
"Comparadas con estas consideraciones, las pretensiones de los nuevos magos, de los videntes, de los dobladores de cucharas, son completamente aburridas y mecánicas. Ésta es la cuestión crucial. Los avances del pensamiento matemático, los avances de la ciencia empírica en lo todavía desconocido, proporcionan respuestas teóricas, cada una de las cuales, a su vez, plantea preguntas en un nivel de complejidad aún más elevado, en un nivel superior de riqueza conceptual y de inteligencia. [...] Por contraste, las explicaciones propuestas por los creyentes en las emanaciones astrales, en las colisiones cósmicas, en las fuerzas ocultas de la quinta dimensión, son completamente previsibles y reaccionarias. Hacen trampas con fichas y fantasmas tan viejos como el miedo humano. Pretenden imponer sobre la inconmensurable complejidad y agudeza de los hechos, cuando aprendemos a descifrarlos, una burda reglamentación. La antimateria y las estrellas de neutrones son hipótesis de trabajo tan profundas, tan elegantes, como la gran música; los hombrecillos verdes de orejas puntiagudas o la falsificación del ventrílocuo de las voces de nuestros muertos queridos son simplemente una lata."
"Con todo lo poderosos y ubicuos que sean estos grandes reflejos de miedo y compensación de la dañada sensibilidad de Occidente, me parecen no obstante un fenómeno secundario. La vuelta a lo irracional es, antes de nada, un intento de llenar el vacío creado por la decadencia de la religión. Por debajo de la gran oleada de insensatez está en acción esa nostalgia del Absoluto, ese hambre de lo trascendente, que observamos en las mitologías, en las metáforas totalizadoras de la utopía marxista, de la liberación del hombre, en el esquema de Freud del sueño completo de Eros y Tánatos, en la punitiva y apocalíptica ciencia del hombre de Lévi-Strauss. [...]
Por eso, yo creo, las teologías posreligiosas o sustitutas y todas las variedades de lo irracional han demostrado no ser otra cosa que ilusiones. La promesa marxista ha fracasado cruelmente. El programa de liberación freudiana se ha cumplido sólo muy parcialmente. El pronóstico de Lévi-Strauss es de irónico castigo. El zodíaco, las apariciones y las simplezas del gurú no saciarán nuestra hambre.
Queda otra alternativa. La fundamentación de la existencia personal en la búsqueda de la verdad científica objetiva: el camino de las ciencias filosóficas y exactas. "
(Nostalgia del Absoluto, George Steiner)
2 comentarios:
Muy interesante el extracto que recoge usted. Al respecto tengo que decir que soy un gran incrédulo tanto en temas teológicos como, por supuesto, en aquellos que se refieren a astros, horóscopos, magos y brujerías. No soy yo quien para negarlos ya que no dispongo de explicaciones científicas para ello, pero de igual modo no conseguirán que crea en todos estos fenómenos sobrenaturales hasta que no sean debidamente argumentados científicamente. No conozco exactamente si la astrología se basa en los planetas o en todos los cuerpos celestes, pero el caso es que hace bien poco nos han quitado a Plutón de la noche a la mañana, de modo que cuando ahora recitas la lista de planetas que aprendimos en el colegio te sientes extraño cuando tienes que parar en seco en "Neptuno y"...
El caso es que a mí nunca me acierta el horóscopo el día que lo leo por casualidad. Es más, cuando el año llega a su fin, y desperdiciando un rato las vacaciones navideñas, siempre intento encontrar una de esas páginas que predecían lo que me iba a suceder en ese año que termina, y es realmente entretenido comprobar cómo no acierta ni siquiera en un par de meses. Y eso que sus predicciones no son precisamente muy concretas y rigurosas. Caso aparte son esos programas con los que a menudo nos deleitan las inservibles y chapuceras cadenas regionales en los cuales una señora desesperada llama a la pitonisa de turno y esta deduce, para asombro de la señora, que la pobre ignorante pasa por una mala época, cuando ésta se lo acaba de decir. Es patéticamente gracioso. Yo deseo que las llamadas estén premeditadas porque de lo contrario me abrumaría semejante ignorancia.
¿Pero acaso no es éste otro modo de lucrarse con la ignorancia ajena? Para eso se inventó el márketing ¿No?. Por cierto, un dato que me resulta abrumador: “el número de astrólogos en ejercicio en los Estados Unidos es el triple del número total de hombres y mujeres inscritos en el colegio profesional de física y química” Quizá tal afirmación venga a demostrar (por si había dudas) que el ser humano es realmente miedoso y curioso por naturaleza y ante la desesperación (o frustración) prefiere recurrir a explicaciones sobrenaturales antes que asumir los propios fracasos, desgracias y frustraciones.
Un saludo.
Antes que nada, un saludo, Marta. Te devuelvo así la visita que hiciste a mi blog y paso a comentar un poco lo que dices en tu artículo.
En todos los campos hay personas serias y personas embaucadoras. Hay médicos, abogados, economistas... que lo único que saben hacer es sacarte el dinero. Sin embargo, se habla más de los "charlatanes esotéricos". Es una pura cuestión de prestigio y nada más.
En segundo lugar, es muy notable la "suficiencia" de aquellos que desprecian la astrología cuando apenas hablan de lo que ven en los medios de comunicación. Incluso a mí, que soy astrólogo en ejercicio, me enfada cómo da la pitonisa de turno "el horóscopo diario". Tengo ya un cierto tiempo de ejercicio y puedo decir con toda honestidad que la astrología es mucho más de lo que se ve en los medios de comunicación. La astrología sí sirve y sí funciona. Eso es algo que me recuerdan las personas a las que he atendido en consulta.
En tercer lugar, la degradación de Plutón a "planeta enano" es relevante únicamente a efectos ASTRONÓMICOS, no ASTROLÓGICOS. Los astrónomos pueden clasificar a Plutón como les dé la gana. Eso no hará que Plutón deje de ejercer su influencia sobre las personas.
Y termino con una cita de Newton cuando discutía con Halley acerca de la validez de la astrología: "Señor, yo la he estudiado. Usted, no".
Besos muchos,
Aguador
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