3/21/2007

Oxígeno

"Pero carece aún más de sentido y está todavía más desprovisto de finalidad el mundo que nos presenta la ciencia. Que el hombre es producto de causas que no previeron la finalidad que perseguían; que sus orígenes, su desarrollo, sus esperanzas y sus miedos, sus afectos y sus creencias, no son más que el resultado de la ordenación accidental de los átomos; que no habrá ninguna pasión, ningún heroísmo, ningún pensamiento brillante ni emoción intensa que logre que la vida individual perviva más allá de la tumba; que todas las tareas de todas las épocas, toda devoción, toda inspiración, todo el resplandor de la plena madurez del genio humano están condenados a la aniquilación al acontecer la enorme muerte del sistema solar; y que todo el edificio erigido por los logros del hombre deberá inevitablemente terminar enterrado bajo los restos de un universo en ruinas.

Sólo si no maquillamos estas verdades, sólo si poseemos la firme convicción de la desesperanza sin tregua, podrá construirse entonces con seguridad un lugar donde se asiente el alma."



BERTRAND RUSSELL
-en algún libro cuyo título no recuerdo-

7 comentarios:

o s a k a dijo...

megacontradictorio

[o eso pienso]

n a c o

Nicholas Van Orton dijo...

¿"El credo del hombre libre"?

Ninguno dijo...

¿El hombre libre debería tener credo, debería "creer", Orton? ¿Libertad versus creencia? No sé, no sé...

De todas formas, yo no le veo muchas contradicciones. Desde mi perspectiva cuasi ignorante, creo que apunta varias ideas interesantes. Sí exgaera un poquito. Creo que es precisamente la ciencia esa herramienta para "desmaquillar". ¿Pero por qué lo decías, naco?

Saludos

Nicholas Van Orton dijo...

Me refería al título del libro, Marta. Sin embargo, él y tú planteáis un interesante dilema. El hombre libre debe tener, ante todo, libertad de pensamiento. Ello implicaría el libre albedrío de buscar los conocimientos necesarios. A su vez, creo que a mayor conocimiento más altas son las posibilidades de sentirse libre. Si el pensamiento desarrollado y los conocimientos adquiridos son sólidos, difícilmente puede caerse en las redes de cualquier credo. De todas formas, las relaciones entre «saber» y «creer» siempre han sido tormentosas, aunque estoy convencido de que no son incompatibles. A mí me gusta más un ágora que un templo, y una duda más que un dogma. No obstante, determinados conocimientos ya son, en sí, un credo. Lo dicho: tormentosas.
Saludos, filósofa.

Anónimo dijo...

Hablando de desesperanzas, algo tenía que decir yo.
Las ciencias no presentan ningún mundo; precisamente por eso no hay sentido; precisamente por eso reducir creencias a átomos es a su vez un sinsentido.
Aparte, la emulsión romántica final del "asiento del alma" no es más que una metáfora, y creo que como tal hay que entenderla, si algo queremos entender.
Por lo demás (que es más que lo que yo apunto, mucho más), es una cita magnífica, casi impropia de Russell; digo yo.
Un abrazo grande.

Ninguno dijo...

"El hombre que calumnió a los monos y otras curiosidades de la ciencia", el título del libro en el que la encontré. El autor, físico aragonés que escribe en un diario de tirada gratuita. No digo más. Lo interesante era la cita, no el susodicho -por otro lado, nada atípico en el panorama intelectual: corriente progre, rayadura de lucidez muy a ratos (por eso del escepticismo), y gotitas de titulitis con subvención pública.

Hablando de filósofos, gracias por tu aportación, Ángel. Me olía que lo de la desesperanza lo escribió Russell pensando en ti.

Un saludo.

o s a k a dijo...

el texto me invita a tener esperanza en la más absoluta de las desesperanzas


es sólo eso

un saludo

y que tengas un gran fin de semana

n a c o
desdelanostalgiadelainocenciaperdida
jeje